El presidente de EE. UU., Donald Trump, y sus principales asesores han rechazado descartar la posibilidad de un conflicto abierto con Venezuela, mientras que el presidente Nicolás Maduro ha ordenado a la armada venezolana que escolte a los buques tanques de petróleo después de que las fuerzas de EE. UU. incautaran un buque tanque de petróleo venezolano. El buque de asalto anfibio de la Marina de EE. UU., USS Iwo Jima, fue visto amarrado en Ponce, Puerto Rico, en medio de un importante aumento militar en el Caribe.
En una entrevista con NBC News, Trump declaró que ir a la guerra con el régimen de Maduro sigue siendo una posibilidad, diciendo "No lo descarto, no". Esta postura fue respaldada por Marco Rubio, un destacado asesor de Trump, quien dijo en una rueda de prensa de fin de año en el Departamento de Estado que EE. UU. podría coaccionar a Maduro a través de su campaña de sanciones económicas y presión diplomática.
El aumento militar de EE. UU. en el Caribe ha sido continuo durante varias semanas, con el USS Iwo Jima uniéndose a una flota de buques de guerra y portaaviones de EE. UU. en la región. El gobierno venezolano ha acusado a EE. UU. de intentar estrangular la economía del país a través de sus sanciones y presencia militar.
Maduro ha respondido al aumento militar de EE. UU. ordenando a la armada venezolana que escolte a los buques tanques de petróleo, en un esfuerzo por proteger las vitales exportaciones de petróleo del país. El presidente venezolano también ha acusado a EE. UU. de tratar de provocar un conflicto y ha prometido defender la soberanía del país.
La situación en Venezuela ha estado marcada por una creciente tensión entre el gobierno y las fuerzas de oposición, así como entre el gobierno y EE. UU. El país ha sido azotado por una crisis económica, escasez de alimentos y una creciente crisis humanitaria, con millones de venezolanos huyendo del país en busca de mejores condiciones de vida.
Los observadores internacionales han expresado su preocupación por la escalada de tensiones entre EE. UU. y Venezuela, con algunos advirtiendo sobre el potencial de un conflicto más amplio en la región. La Organización de los Estados Americanos (OEA) ha llamado a una resolución pacífica de la crisis, mientras que la Unión Europea ha instado a la moderación a todas las partes involucradas.
El estado actual de la situación sigue siendo incierto, con tanto EE. UU. como Venezuela manteniendo una postura inflexible. EE. UU. ha seguido imponiendo sanciones económicas a Venezuela, mientras que el gobierno venezolano ha prometido defender su soberanía y proteger sus exportaciones de petróleo. La situación probablemente seguirá siendo volátil en las próximas semanas y meses, con el potencial de una mayor escalada o una resolución pacífica pendiendo en la balanza.
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