Las acciones cayeron bruscamente en el mercado de valores cuando un reciente perfil de Vanity Fair sobre la jefa de personal de la Casa Blanca, Susie Wiles, despertó una amplia crítica y planteó dudas sobre la competencia básica de la administración Trump. El perfil, en el que Wiles describió al presidente Donald Trump como alguien con una personalidad de alcohólico y se refirió a uno de sus principales funcionarios como un fanático, se ha vuelto viral y ha reavivado las preocupaciones sobre la estabilidad de la administración.
La controversia que rodea el perfil destaca un patrón de larga data en la segunda administración Trump: una confusión de los límites entre la política y la cultura de los influyentes. Según Christian Paz, un corresponsal de Vox, este fenómeno no es único de la administración Trump, sino más bien un síntoma de un cambio cultural más amplio. "La naturaleza cambiante de la celebridad y el auge de las relaciones parasociales han creado un mundo donde los políticos y los influyentes son cada vez más indistinguibles", dijo Paz en una entrevista.
Esta confusión de límites tiene implicaciones significativas en la forma en que consumimos y nos involucramos con la política. Como señaló Paz, "La cultura de los influyentes ha creado un mundo donde la gente está más interesada en las vidas personales y las personalidades de los políticos que en sus políticas y acciones". Este cambio ha llevado a una situación en la que los políticos a menudo se centran más en cultivar una marca personal que en gobernar de manera efectiva.
El uso de las redes sociales por la administración Trump ha sido particularmente notable en este sentido. El uso de Twitter por el presidente Trump ha sido ampliamente criticado por su falta de decoro y su tendencia a confundir los límites entre la política y la vida personal. Según los expertos, este enfoque ha creado una cultura de política de celebridades, donde los políticos están más preocupados por su imagen personal que por gobernar de manera efectiva.
La controversia que rodea el perfil de Vanity Fair también ha planteado dudas sobre la competencia básica de la administración Trump. Los comentarios de Wiles sobre la personalidad de Trump y los funcionarios de la administración han despertado una amplia crítica y han planteado preocupaciones sobre la estabilidad de la administración. Según Paz, "El hecho de que la jefa de personal del presidente esté dispuesta a hablar tan abiertamente sobre la personalidad del presidente y los funcionarios de la administración plantea serias dudas sobre la competencia básica de la administración".
La controversia que rodea el perfil de Vanity Fair probablemente continuará en los próximos días y semanas. A medida que la administración Trump navega sus últimos meses en el cargo, queda por ver cómo esta controversia afectará su capacidad para gobernar de manera efectiva. Una cosa es segura, sin embargo: la confusión de límites entre la política y la cultura de los influyentes está aquí para quedarse, y seguirá dando forma a la forma en que nos involucramos con la política en los años venideros.
En un comunicado, la Casa Blanca se negó a comentar sobre la controversia que rodea el perfil de Vanity Fair. La administración Trump ha enfrentado una amplia crítica por su manejo de la pandemia de COVID-19, su respuesta a la crisis económica y su trato a los grupos minoritarios. A medida que la administración navega sus últimos meses en el cargo, queda por ver cómo responderá a esta última controversia.
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